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La desviación de la voluntad

E D I T O R I AL

La desviación de la voluntad


No es nada nuevo abordar la ausencia del bien o la existencia del problema del mal. Pues es tangible en la diaria experiencia personal y social, el sentido común, la filosofía, la historia de las religiones, quienes lo han abordado. Renouvier dice: La vida no puede tener interés para un pensador, sino a condición de buscar el método de resolver el problema del mal.


Dicho problema tiene su origen en que todo tiende a la unidad y a la armonía; y el espíritu humano, tiene la inquietud y tendencia irresistible a la posesión del bien, de la verdad y de la unidad. Y en especial, la filosofía cristiana, con el fundamento de la teología, ha dado respuesta a cuestiones como: ¿qué es el mal? ¿Cuál es su origen y su causa (eficiente y final)? La redención del mal, el mal y la Providencia. Para responder al mal y la libertad.


San Agustín dice: Dios determinó de una vez para siempre cómo ha de desarrollarse el orden universal que estableció y nada dispone nunca por un acto nuevo de su voluntad. Por lo tanto, el mal no varía en nada los planes de Dios. El mal para el Obispo de Hipona es privación del bien. Esa privación puede tener por objeto lo físico o lo moral. El mal moral tiene su origen en la voluntad; y existe no porque se apetezcan cosas malas, ya que toda criatura de Dios es buena y apetece una cosa inferior en lugar de otra más excelente correspondiente moral y ontológicamente al completo ser realizable y realizado de la criatura.


El mal no consiste, en este caso, ni en el bien inferior ni en el superior, sino en la desviación de la voluntad de lo superior a lo inferior. Y en muchas ocasiones lo superior lo constituye un mandato, no la cosa en sí, hay que tener en cuenta aquí que la maldad puede depender de varias cosas: el objeto, las circunstancias y el fin. Por lo tanto, al tratar el ser o el bien, Dios, en cuanto creador, es la causa primera de toda la perfección que hay en las criaturas, tanto a nivel sustancial, como operativo.


La ausencia del bien

SERGIO PALMEROS PALMEROS


Las decisiones que cada persona toma son únicas e irrepetibles. Desde muy temprana edad el ser humano experimenta la bondad y la maldad en sus acciones. En ese actuar son muchas las experiencias que moralmente podemos catalogarlas como buenas y malas. Las buenas forman parte de lo que podríamos llamar una sociedad tranquila y armoniosa; sin embargo, las acciones malas provocan lo que actualmente las sociedades están pasando: no hay tranquilidad ni armonía.


Al tratar de entender estos grandes opuestos nos encontramos con diversos filósofos en variadas épocas, que con gran reflexión trataban de buscar una respuesta ante estas dos realidades. Aristóteles concluía diciendo –que la bondad es un atributo trascendental del ser-, bajo esta afirmación podríamos entender que el mal no existe, que no es en sí, no tiene ser. San Agustín expresa que el mal es ausencia del bien. Si esto es así, entonces ¿qué es la maldad?


La maldad es propia del hombre, depende totalmente de la voluntad, es una acción que se realiza siendo consciente de que se daña a otro ser, y al ser parte de la voluntad puede decidirse en realizarla o no. Ante esto Tomás de Aquino argumenta que el mal no es querido por el hombre, pues no es objeto de la voluntad, su objeto es el bien. La persona no quiere el mal, lo que quiere es el placer sensible de un acto, es decir, obra movido por circunstancias emocionales del momento: enojo, rabia, frustración, envidia, etc… para satisfacer una necesidad que cree le dejará un placer.


El problema que encontramos de fondo es que ante estas circunstancias emocionales del momento podemos insensibilizarnos, es decir, dejarnos llevar por lo inmediato sin un sentido crítico y reflexivo del bien. Con esto, podemos explicar que haya gente que actúe con maldad, no porque esencialmente sea malo, sino porque sus acciones fueron tomadas en esas circunstancias.


La maldad es aborrecida, despreciada y evitada por muchos desde el momento en que tuvieron un primer encuentro con ella. Pareciese que en la actualidad impera la maldad: secuestros, asesinatos, robos, etc…, estos actos se dan por las decisiones que el hombre toma, y que consciente o inconsciente daña a otro ser, provocando que haya una ruptura en el diálogo y en la cordialidad que debería haber con el otro. La próxima vez que tomemos una decisión pensemos cuál es el fin que queremos obtener, razonemos si ello nos dará la felicidad a la que queremos llegar, y que ésta no sea equivoca ni pasajera. Y así no ser constructores de la maldad que radica en nuestro ambiente, sino promotores de justicia y de paz.


La posibilidad del conocimiento de Dios

ADRIÁN ANTONIO BARRADAS


El conocimiento sobre Dios es un tópico que siempre ha guardado relevancia entre los filósofos, a lo largo de distintos autores y épocas siempre se ha dicho algo acerca de una realidad divina, ya sea para negarla o afirmarla. Para el estudio de Dios, desde la filosofía, se parte de las facultades propias del hombre (en especial la razón y los sentidos), es decir, sin soporte en alguna verdad revelada o manifestación sobrenatural.


El problema de Dios generalmente se ha abordado desde una postura explícitamente metafísica, esto lleva a elaborar un soporte intelectual sobre todo este campo, de causas primeras y últimas; sin embargo, el empirismo (la experiencia) sigue una visión con mayor énfasis en lo fáctico que en la especulación sobre entidades abstractas, esto debido a la estructura propia del empirismo.


Se pretenderá responder si hay un conocimiento de Dios en la propuesta de John Locke, donde se ponderará sobre la capacidad de sustentar respuestas de orden metafísico al empirismo; cuales son los alcances de ese conocimiento en este horizonte en particular (lockeano).


La posibilidad del conocimiento de Dios en el Ensayo sobre el entendimiento humano, se concluyó que sí es posible el conocimiento de Dios desde la mirada lockeana, pues aunque tiene validez dentro del orden causal, y esto tiene cercanía con el plano metafísico, no deja de ser una concepción limitada: considerando que toda postura en la filosofía es educida por soportes estructurales, ya que para estimar por veritativo algo debe tener una justificación que le anteceda. El problema se encontró en el momento de buscar unidad entre lo que se entiende por creación, en Locke, y el acceso del conocimiento previamente formulado en la teoría lockeana.


Como se vio, la formulación del conocimiento de la existencia de Dios, en Locke, retoma ciertos lineamientos de la causa eficiente, como antecedente necesario para todo lo que existe. Este punto sobre Dios, dentro de todo el pensamiento lockeano, es el que tiene mayor propiedad, a diferencia de sus difíciles concepciones de infinito.


Un elemento emergente de esta investigación, fue sobre el cómo se enriquecen distintos sistemas filosóficos, pues en algunos casos se puede llegar a conclusiones semejantes, aunque con apreciaciones diferentes, esto se pudo abordar bajo un enfoque epistémico, en donde se puede dar una valoración del conocimiento; seguramente, esta es una iniciativa común del análisis filosófico relativo al saber.


Otro aspecto importante sobre teoría lockeana es su postura frente a las certezas posibles que se pueden alcanzar desde datos empíricos, Locke procura mantener un criterio de lo más objetivo posible; aunque esta intención le llevó a sospechar sobre lo percibido y lo entitativo (substancia), según su postura, no hay mayor relación entre los efectos que causan a los sentidos las cosas y el substrato, es así como toma por incognoscible a la substancia, quizá aquí vendría a bien hacer alguna futura investigación sobre los elementos analógicos del conocer, bajo este mismo autor.


Locke


ESTO YO NO LO SABÍA…


Un motor capaz de dirigir a la voluntad

La inteligencia es considerada como un motor capaz de dirigir a la voluntad hacia la consecución del bien. En el sistema antropológico tradicional, se presenta a la inteligencia como aquella que guía pues es ella la que tiene capacidad para juzgar y en el momento determinado deliberar por lo bueno o por lo malo; también desde la óptica kantiana la inteligencia siempre rige a la voluntad y al igual que en la antropología clásica para Kant la inteligencia necesita descubrir el objeto de su tendencia en la realidad.

Para Kant la inteligencia es el filtro por el cual pasan los motivos impulsores que determinan a la voluntad. De tal manera que nada que sea determinado por la inteligencia debe estar inspirado por objetos de la inclinación, aunque rescata que tales objetos si sirven como medio, no deben ser determinaciones. Todo acto supervisado por la inteligencia ha de tener un trono superior al que Kant llama conciencia; misma que da prueba de su existencia a través de la práctica en la realidad.

… PERO AHORA YA LO SÉ.


Anima verbi

JUAN PABLO ROJAS TEXON


El “infierno” (en latín, infernus, ‘de abajo’; de la misma familia que inferior, ‘más abajo’, comparativo de inferus, ‘que está abajo’) es “el lugar inferior”, la región de los muertos, equivalente al Hades en la tradición griega y al Sheol de los judíos. Este sitio connota en esencia la exclusión de la bienaventuranza eterna para quienes rechazan el amor de Dios y atentan contra el prójimo (CIC 1033; Ap 21, 8). El lago de fuego que arde con azufre –morada del diablo, de la Bestia, del falso profeta– y que atormenta día y noche por los siglos de los siglos (Mt 13, 42. 50; Ap 19, 20; 20, 10; CIC 1034) es un símbolo del sufrimiento de las almas allí condenadas. Así, el infierno, cuya existencia y perpetuidad son enseñadas por la Iglesia, constituye la más grande separación entre el hombre y su Señor por causa del pecado.


FRASE DE LA SEMANA: “Lo más aburrido del mal es que a uno lo acostumbra” Jean Paul Sartre.




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