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Somos el presente del mañana del ayer

E D I T O R I A L

Somos el presente del mañana del ayer

Somos el presente del mañana del ayer, es decir, somos la generación en la cual nuestros predecesores pusieron sus esperanzas para poder generar un cambio verdadero en la sociedad, frente a esta realidad es oportuno plantearse la siguiente pregunta: ¿Qué tanto estamos procurando a nuestras mentes del mañana? Esto debe ser una preocupación primordial puesto que la educación juega un papel importante en nuestra sociedad, de ella depende el desarrollo y conocimiento de cada persona, lo cual tuvo presente el benemérito de las américas «la educación es fundamental para la felicidad social; es el principio en el que descansan la libertad y el engrandecimiento de los pueblos».


La educación fue, es y será la mejor herencia que se puede dejar a nuestras próximas generaciones, es la mejor arma para cambiar el mundo. Motivo por el cual es momento de crear una conciencia patriótica en donde exista un verdadero compromiso para empezar a hacer las cosas bien y que mejor manera que dejar asentadas las bases para la educación.


Es momento de dar paso a un cambio en la manera de realizar las cosas como lo expresa Albert Einstein nunca consideres el estudio como obligación, sino como una oportunidad para penetrar en el bello y maravilloso mundo del saber.


Familia y Educación

SERGIO PALMEROS PALMEROS

Dentro del marco de la jornada cultural «Educar hoy y mañana, una pasión que se renueva» llevada a cabo del 17 al 19 de marzo, se realizó un panel-entrevista titulado «La familia primera educadora» dirigido por el Dr. Teódulo Guzmán Anell, quien en unos minutos expuso ideas claras sobre el tema en cuestión.


El exponente iniciaba explicando que los conceptos familia y educación son realidades sumamente complejas desde los diversos puntos de vista. Por ello se limitó a desarrollar la ponencia desde el tema central. En cuanto a la familia, explicaba que hay tres tipos en nuestra sociedad: nuclear, empleada y compuesta. Sin embargo, hizo notar que décadas atrás, estos tipos de familias eran numerosas, mientras que en la actualidad un 50% no pasan de 2 o 3 hijos, siendo esta realidad familiar un incidente en la educación donde se fundamentan más los valores y antivalores, las creencias y los modelos de comportamiento.


Comentó que en el siglo XXI proliferaron otros tipos de familia que no pertenecen a la tipología expuesta, estas son: monoparentales y reconstruidas; las cuales tienen causas en: los divorcios (según estadísticas del INEGI) y en el parentesco biológico natural; así como en factores políticos y sociales que inciden en las rupturas familiares como la migración. Sin embargo, el apoyo mutuo, el afecto y la confianza que aún permanecen en la familia ampliada, han contribuido a dar flexibilidad para cambiar roles, y aceptar reglas de conducta, resolviendo los problemas que se les presentan.


Ante esta realidad que la familia vive, el Dr. Teódulo expresó aspectos de la educación que corresponden a la familia: la educación previa de los padres; el lugar de origen, donde puede haber un ambiente cultural que ayude a desenvolverse; y la ocupación de los padres. Debido a estos factores la educación que proporciona la familia no puede determinarse de antemano. Sin embargo, si se puede hablar, de un tipo que corresponde a la educación no formal, que no se rige por cánones preestablecidos, ni está sujeta a pruebas de conocimiento, pero que surge desde el nacimiento de la persona hasta el momento en que es capaz de emprender su proyecto de vida.


Dicho lo anterior el ponente habló de prácticas importantes para la formación de las personas en el seno familiar, las cuales condicionan el proyecto de vida de la persona, tomadas del escritor Boff: la primera es el cuidado amoroso que lleva consigo paciencia, comprensión, dulzura, perdón y constancia, cuestiones que se aprenden desde la primera infancia; la segunda es la ternura vital que nos hace salir de nosotros mismos para compartir nuestros sentimientos con los demás o la conversación amable entre papás e hijos para compartir la vida; la tercera es la caricia esencial, con ella se comunican experiencias orientadoras de paciencia y amor. Estas prácticas conllevan a que la persona tenga autoridad de pensamiento, la libertad para tomar decisiones personales y la capacidad para resolver problemas. La falta de estas prácticas en la familia puede llevar a la malformación de personas dependientes, retraídas o perezosas.


El exponente terminaba diciendo que, si en el corazón de los padres anidan la bondad, la benignidad, el perdón y la solidaridad, es muy probable que los hijos e hijas las pongan en práctica en su entorno vital. De tal forma que la familia es la primera educadora.


La educación en México: ayer, hoy y mañana

ÁNGEL DE JESÚS ABURTO TORRES

El pasado lunes 18 de marzo del año en curso, dando seguimiento al programa de la Jornada Cultural 2019 Educar hoy y mañana, una pasión que se renueva, se llevó a cabo la conferencia titulada La educación en México: ayer, hoy y mañana; impartida por Pbro. Juan Carlos Casas García, Doctor en Historia de la Iglesia.


Compartió que el término educar proviene del término latino Ducere que significa conducir, acompañar. La educación a lo largo de la historia ha tenido la función de preservar la cultura alcanzada por un grupo social a través de la transición de los conocimientos acumulados de las nuevas generaciones. Este acompañamiento la Iglesia lo ha ejercido a lo largo de sus dos mil años, pues ha sido educadora y formadora, todo esto muy unido a su tarea: evangelizar.


El México Prehispánico, antes de la llegada de los españoles, la tarea de la enseñanza era dirigida por los tlamatinime, los cuales eran los sabios y transmisores de la sabiduría de aquellos tiempos, en donde la finalidad era formar en el hombre el rostro y el corazón, del náhuatl «in ixtli in yollotl», es decir, formar a personas con virtudes como la valentía, la veracidad, autenticidad, amor al trabajo, sobre todo ser responsables.


Con la llegada de los españoles se inicia el periodo del virreinato de la Nueva España, en donde la conquista trajo consigo la evangelización de los indígenas, la cual tenía como finalidad la cristianización y la educación, en lo que llamaron los frailes introducir a los indígenas en la policía cristiana, en los usos, costumbres y cultura de los conquistadores.


Dentro de las ordenes que llegaron para evangelizar y educar fueron los franciscanos (1524), los dominicos (1526) y los agustinos (1533); los cuales junto a sus conventos se tenían escuelas donde, en primer lugar, se formaban los hijos de los nobles indígenas. A través de métodos tan revolucionarios como adecuar catecismos y un elemento llamado cartillas que consistía en una especie de libro en donde se aprendía a leer y por otro se aprendía la doctrina cristiana, fue así como se asentaron las bases de la educación en México.


Fue en los siglos XIX-XX, con el liberalismo mexicano, cuando el estado busca deslindarse de la Iglesia, incluyendo la misma separación de esta con la educación a causa de la Guerra de Reforma con la intención de reformar a la iglesia por los abusos que se tenían en contra de los indígenas.


Otro ejemplo de esta separación fue la Revolución Mexicana con la promulgación de la Constitución de 1917, en donde la educación se concedió como un proceso que tenía que ser laico, lo cual ha sido mal interpretado, ya que se toma como algo aconfesional o antirreligioso, pues cada persona profesa una religión, aunque esta sea distinta.


Fue así como el Pbro. Casas dio a conocer todo un panorama histórico de la educación en México y resaltó que el tema de la educación es de suma trascendencia dada la situación, no sólo nacional sino global, pues vivimos una crisis cultural propia de nuestro tiempo en donde la educación aparece como la gran tarea que debe asumir la sociedad en la que cada uno de nosotros también es responsable como individuos. Terminó exhortando a dejarnos ilusionar por esta tarea tan noble como es la educación para contribuir en la sociedad, en nuestro futuro.


ANIMA VERBI:

JUAN PABLO ROJAS TEXON


El término “indulgencia” (en latín, indulgentia; de indulgens, ‘complaciente’, ‘benévolo’) remite a una doctrina teológica del cristianismo según la cual es posible que un fiel sea eximido ante Dios de la pena temporal de su falta si así lo determina la Iglesia (CIC, núm. 1471). Esta práctica no trae consigo el perdón de los pecados, gracia que sólo es concedida a través del sacramento de la penitencia. Lo que otorga es más bien la purificación de la pena que debe pagarse en esta vida, consecuencia inevitable de la existencia del pecado en el hombre. En efecto, si la pena temporal de la mentira es decir la verdad y la del robo implica la devolución de lo robado, la indulgencia exime de todo ello cuando hay razones de peso. Así, una indulgencia es la remisión de la pena de un pecado no grave concedida por “benevolencia” de la Iglesia.


PIE DE FOTO: Del 17 al 19 de marzo del año en curso se llevó a cabo en el salón Anexo de la Casa de la Iglesia la Jornada Cultura 2019 que, año con año, organiza el Seminario Arquidiocesano de Xalapa, cuya temática verso sobre el tema de la educación “Educar hoy y mañana, una pasión que se renueva”. Muchas felicidades.

FRASE DE LA SEMANA: “La educación es un ornamento en la prosperidad y un refugio en la adversidad” Aristóteles


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