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Anima verbi

El nacimiento de Jesús representó una amenaza para el rey “Herodes” (en griego, “Heródes”; de “héros”, ‘héroe’), “descendiente de héroes” según su nombre, pues la profecía señalaba que de Belén, provincia entonces gobernada por él, saldría el redentor de Israel (Mi 5, 1). Por eso, cuando los sabios de Oriente llegaron a Jerusalén preguntando por el recién nacido rey de los judíos, Herodes se sobresaltó (Mt 2, 1-3). No podía permitir que la noticia se esparciera por la nación suscitando un escándalo y llegara a oídos del imperio romano, del cual era súbdito. Entonces mandó matar a todos los niños de la comarca, menores de dos años (Mt 2, 16). Pero el ángel del Señor había advertido en sueños a José que tomara a Jesús y huyera con él y María hacia Egipto. Herodes murió pronto y el Mesías vivió.

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