E D I T O R I A L
La virtud, camino de felicidad
En los proyectos que consciente o inconscientemente tenemos, subyace de fondo el proyecto de proyectos: la felicidad. Nuestro actuar se ve regido y motivado por ese deseo que solamente el corazón puede conocer, y que la mente puede reducir a pesar de las premisas que parecieran oponerse al camino de ésta. Sí, todos anhelamos ser felices. Un acto puede hacernos alcanzar gran alegría, dos la refuerzan y tres la comienzan a sostener. Pero una constante suma de actos que nos hacen experimentar la felicidad deja de ser simple coincidencia y se convierte en un hábito.
Los hábitos que fortalecen nuestro bienestar y nuestro bien, se llaman virtudes, pues dan fuerza. En cambio, los hábitos que nos debilitan se llaman vicios.
Pues bien, la virtud es camino de felicidad. Pero cuando tenemos extremos vicios, hemos de alcanzar un fiel de balanza: un justo medio.
Conocimiento y vida socrática
RAMÓN LÓPEZ GONZÁLEZ
Sócrates es un filósofo de la Atenas clásica. Nos aproximamos a él a través de los diálogos platónicos quienes lo sitúan como un tipo comprometido con la búsqueda de la verdad, sobre todo aquella que ya no atiende al cosmos sino al conocimiento de sí mismo, del hombre individual y concreto, aquel que se preocupa por su vida y su destino. Su actitud irónica y su prestigioso método de hacer preguntas (mayéutica) lo ubicaba como un tipo extraño, socarrón y hasta cierto punto antipático y molesto para los demás. Profesaba una cierta humildad cognitiva que lo hacía pasar por presuntuoso y soberbio. Es decir, un hombre paradójico para su tiempo y el nuestro, y por ende un filósofo al que siempre es bueno volver para aprender un par de lecciones para nuestro presente y porvenir.
Ahora bien, es conveniente advertir que el conocimiento socrático no es meramente racional o teórico, pues la verdad a la que quiere tener acceso no es la verdad apodíctica de la ciencia, aquella que se establece en relación con el juicio o bien en conformidad con la realidad: no le preocupa el estatus de la verdad de las ecuaciones matemáticas o de las verdades de la física. Ni una ni otra es la verdad que le ocupa, sino aquella que revela la verdad sobre el hombre singular, sobre sí mismo y su actuar. Es por eso, que podemos ver en la sabiduría socrática una actitud racio-vitalista, en donde la docta ignorancia (“yo sólo sé que no sé nada”) muestra autenticidad en el modo de ser de Sócrates, mientras que en los sofistas se muestra lo inauténtico de su actuar: pues los sofistas al pretender poseer el conocimiento quedaban al descubierto en su ignorancia, y nuestro filósofo ático al mostrar su ignorancia revelaba su auténtico saber y su auténtico obrar.
Lo anterior, nos da una lección para nuestro presente, pues como se dice comúnmente “no todo lo que brilla es oro” o quizás sea mejor optar por aquel otro dicho conocido “dime de lo que presumes y te diré lo que careces”, tan observado en los espacios académicos, universitarios, políticos y de ámbitos que impliquen un cierto rango de conocimiento o poder. La lección en nuestro filósofo griego es claro ya que el conocimento no está separado de la vida; vida más conocimento es la fórmula que es necesario rescatar para nuestros días. Regularmente observamos entre estudiantes, profesores, hombres y mujeres que suelen desvincular el conocimiento de lo vital, existencial y personal. Es por ello que Sócrates nos da una lección fundamental: el conocimiento -o la teoría- nos instala en la realidad, nos habla de la vida, y en definitiva es un modo de acceso al ser y a nuestro hacer.
Por último, y a propósito de que el conocimiento al que se refirió Sócrates con mayor vehemencia fue el de sí mismo, quisiera comentar lo siguiente: el conocimiento del sí mismo socrático no es individual y solipsista al estilo de la modernidad, más bien es un conocimiento que se articula en relación con los demás, en el diálogo, en donde es menester hacer notar el ejercicio de la mayéutica. El conocimiento de uno mismo pasa por los otros con los que diálogo, mientras que el conocimiento autoevidente del yo cartesiano es una invención que ya no podemos sostener, una metáfora de la claridad del sujeto que es imposible demostrar por aquellos callejones sin salida a los cuales el mismo Descartes se enfrentó y no resolvió con entera satisfacción. Por otro lado, el conocimento de sí mismo requiere de una hermenéutica de los otros con los cuales me construyo o invento creativamente a semejanza del artista que se auto-descubre en su obra y es la obra misma (auto- poiésis). Un día-logos que requiere de los otros para la asunción de la verdad sobre lo que soy, sin los cuales sería imposible comprenderme, pero no un logos que emerge de las profundidades del yo, reducido y ficcional por su aislamiento con los demás.
Afectividad y cuerpo vivido
IGNACIO QUEPONS
El Instituto de Filosofía de la Universidad Veracruzana se complace informar que los días 21 al 23 de junio de 2018 tendrá lugar el Coloquio Internacional Afectividad y Cuerpo vivido: perspectivas éticas y fenomenológicas”, en el Auditorio Jesús Morales de la Unidad de Humanidades, sito en Ezequiel Alatriste 36, Colonia Francisco Ferrer Guardia, Xalapa Veracruz. El evento es convocado por el Grupo de Colaboración “Fenomenología” adscrito al Instituto de Filosofía, con apoyo de la Dirección Académica del Área de Humanidades, la Facultad de Filosofía y “Manglar”: Centro para la Documentación y Difusión de los Saberes Filosóficos y Humanísticos” A.C.
El coloquio tiene por objetivo poner a disposición a disposición de la comunidad universitaria, y el público en general interesado, un espacio de discusión académica con carácter internacional en torno a la reflexión filosófica y ética en torno a las implicaciones entre vida afectiva y la experiencia del cuerpo. Durante el encuentro, destacados académicos internacionales estudiarán la relación entre ética y emociones, la dimensión afectiva de nuestra experiencia de la realidad, y la necesidad de poner en el centro de la reflexión humanística la configuración de la identidad, individual y colectiva, a partir de la experiencia del cuerpo.
Para tal efecto, han confirmado su participación distinguidos investigadores de la Universidad Nacional Autónoma de México, la Universidad Carolina de Praga, la Universidad de Roma Tor Vergata, la Universidad Nacional del Litoral, Argentina, el Instituto de Filosofía adscrito al Consejo Superior de Investigación Científica con sede en Madrid, la Universidad Autónoma de San Luis Potosí y el Centro de Investigación Social Avanzada A.C. El evento es un homenaje a la labor investigativa de la destacada filósofa norteamericana Elizabeth Behnke. La doctora Elizabeth Behnke es una de las más importantes especialistas a nivel mundial en la reflexión filosófica en torno a la experiencia del cuerpo desde una perspectiva filosófica y humanística.
El coloquio inicia con una conferencia magistral del Dr. Agustín Serrano de Haro intitulada “El dolor físico como crisis de la experiencia” Consejo Superior de Investigación Científica con sede en Madrid, que tendrá lugar el día 21 de junio, inmediatamente después de la inauguración del evento a las 17:00 hrs, en el Auditorio de la Unidad de Humanidades. El Dr. Agustín Serrano de Haro es autor, entre otras obras, del libro La precisión del cuerpo: análisis filosófico de la puntería, (Trotta, 2007), y Cuerpo vivido (Editorial Encuentro, 2010). Su obra más reciente es una de las más lúcidas introducciones a la filosofía fenomenológica en lengua española Paseo filosófico en Madrid, introducción a Husserl (2016).
Mayores informes con el Dr. Ignacio Quepons, investigador de tiempo completo adscrito al Instituto de Filosofía de la Universidad Veracruzana, y coordinador del grupo de colaboración “Fenomenología”. Al teléfono (01228) 8154285, o al correo electrónico iquepons@uv.mx
ANIMA VERBI:
Anima verbi
JUAN PABLO ROJAS TEXON
El primer gran cataclismo bíblico es el “diluvio” (en latín, diluvium; de diluere, ‘disolver’, ‘empapar’, y éste, a su vez, de di-, ‘aparte’, y luere, variante de lavare, ‘lavar’; sentido literal: ‘quitar lavando’), a saber, la “intensa lluvia” con que Yahvé asoló la tierra durante cuarenta días y cuarenta noches para “lavarla” de la maldad excesiva del hombre (Gn 6-9). Literariamente, este relato se suma a la colección de mitos sobre inundaciones universales registradas en diversas culturas del mundo antiguo. Teológicamente, se trata de un proceso divino que, por una parte, prefigura el juicio final y, por otra, anuncia la salvación de los justos por las aguas del bautismo.
FRASE DE LA SEMANA: “Cada uno de nosotros sólo será justo en la medida en que haga lo que le corresponde” Sócrates