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Modelos filosóficos

E D I T O R I A L

Modelos comunicativos


Modelo se entiende como simplificación inteligible de la realidad. Por tanto, exige de un método para enfocar la parcela (realidad) del problema y así resolverlo. Durante el tiempo se han desarrollado diferentes modelos para comprender la realidad. En la comunicación también al igual que otro sistema maneja un método de forma estructurada, con el fin de suscitar mensajes y que estos lleguen a los receptores de la mejor manera posible. Sin embargo, no todos los modelos que ha habido son los correctos puesto que algunos son una comunicación bancaria, en la que es sólo el emisor quien trasmite, pero no hay una correspondencia del receptor, es decir, sólo recibe y escucha. Es por ello, que otros pensadores realzaron otros modelos, para complementar estos y realizar una comunicación donde haya retroalimentación.


El concepto de analogía.

ÁNGEL RAZIEL MARTÍNEZ REYES


Dentro de la filosofía Aristotélico Tomista se abordan tres problemas fundamentales, a saber: Dios, mundo y hombre; el comprender estas realidades es una tarea ardua y complicada pero no imposible. Dentro de la filosofía existen conceptos de capital importancia los cuales nos ayudan a una mejor comprensión de las realidades fundamentales mencionadas anteriormente. El concepto analogía es uno de ellos. Dentro de la filosofía este concepto es entendido como proporción, semejanza y relación.


Mauricio Beuchot es un filósofo y sacerdote dominico, mexicano, reconocido como uno de los principales filósofos contemporáneos de Iberoamérica. Este autor propone, en su obra hermenéutica analógica, el rescate de distintos sistemas filosóficos entre ellos la filosofía Tomista y lo hace por medio de la interpretación proporcional.


La hermenéutica analógica pretende colocarse como alternativa entre el univocismo y el equivocismo. La analogía es un camino intermedio entre la univocidad y la equivocidad. En efecto, la analogía es intermedia entre la identidad y la diferencia, pero en ésta domina la diferencia. Así que la hermenéutica analógica intenta abrir el campo de validez que el univocismo interpreta como campo cerrado, al mismo tiempo, pone límites al campo de validez de interpretaciones que es abierto por el equivocismo, por esto se busca no sólo una interpretación, sino un grupo de éstas que sean válidas y estén acomodadas según una jerarquía.


La hermenéutica analógica nos hace buscar vías intermedias e integradoras de interpretación, esto es, no solamente tener un rango mayor de interpretaciones posibles y válidas, en las que se pueda trazar una jerarquía de aproximación a la verdad textual, sino además trata de interpretar de un modo más abarcador y completo, buscando interpretaciones de los textos que no descuiden sus dificultades más recónditas.


Saber la función del concepto analogía a lo largo de la filosofía, y cómo este concepto auxiliado por la hermenéutica, como propone Mauricio Beuchot, nos ayuda hacer una lectura proporcional de la filosofía. Aun con las consecuencias que el pensamiento débil y las interpretaciones unívocas y equívocas han dado en el campo del conocimiento, podemos notar que una incorrecta interpretación nos hace caer en una pérdida de sentido ya que se quitan o desaparecen los pilares fundamentales y se sustituyen por meras convicciones desproporcionadas. Es importante mencionar que la filosofía en nuestros días tiene vigencia y sus contenidos se pueden aplicar en los distintos campos de la sociedad de una manera proporcional tal como lo enseña la analogía.

Mauricio Beuchot


De Persona a Persona

JUAN PABLO ROJAS TEXON

Jean-Luc Marion


En sus Prolegómenos a la caridad, Jean-Luc Marion escribe: si “todo el mundo piensa que sabe mucho, o al menos bastante, sobre el amor” es por la sencilla razón de que “todos, en última instancia, caminamos y respiramos en él”. Luego, la primacía del amor no se cuestiona, porque el amor es irreductible a la lógica de la racionalidad, su axiomática no tiene comparación. Sin embargo, es común –sobre todo en situaciones críticas y negativas– que lo omitamos o nos rehusemos a vivirlo.


Marion parte de la idea según la cual el amor “se sustrae a toda inteligibilidad”, por lo que sólo puede ofrecerse una interpretación subjetiva de él, incluso sentimental. Si esto es así, entonces no hay de entrada más remedio que aceptar que “amar consiste en reducir a mí toda alteridad bajo la figura de lo representado”. Se trata de una aporía ya señalada anteriormente por Lévinas: el amor que se dirige al Otro nos conduce al mismo tiempo hacia nosotros mismos. En palabras de Marion, “el amor sale indiscutiblemente de los estados de conciencia”, es decir que cuando amamos, lo que llegamos a experimentar del otro procede de nuestra misma conciencia.


En efecto, si digo amar a una persona por ser bella, leal y/o inteligente, lo hago “en tanto que la experimento en mis propias vivencias de conciencia como dotada de belleza, de lealtad, de inteligencia”. Si desaparecieran algunas o la totalidad de esas vivencias de mi conciencia ya no podría amar a esa persona por el sólo hecho de que no sabría a quién amar. Es una ley de la conciencia. De este modo, cuando experimento el amor del otro, no experimento primero al otro, sino mi propia vivencia del otro. Aun así, al amar “a otro distinto de mí, al menos le amo en mí”.


En parte, el otro queda salvaguardado de este aparente egoísmo por el hecho de ser una alteridad identificable, individualizada, y no otro cualquiera. Esta alteridad particular “suscita en mi conciencia las vivencias más poderosas, ricas y constantes… colma mi deseo y mi capacidad de experimentar”, al grado que volverse el otro la medida de mi conciencia. En este sentido, “si amo a tal, y no a tal otro, es porque el primero refleja más exactamente la medida de mi deseo de vivencias, por tanto de mi conciencia”.


Sin embargo, ese amar en mí al otro y ese amarme en el otro no son suficientes. Es preciso que ese otro específico al que mi amor se dispone amar trascienda siempre mi conciencia, y para eso se requiere de lo que Marion llama la mirada invisible: la renuncia a ver al otro como un simple objeto visible, ya que ser visible es cualidad de las cosas. Si lo que pretendemos es mirar verdaderamente al otro, no nos detendremos en su silueta sino en su rostro, más aún en el centro de sus ojos, en la pupila, “bello entorno de los visible”, donde paradójicamente “no hay nada que ver, sino un vacío invisible e inmirable”.


Ese cruce de miradas invisibles, en el que sólo ellas son visibles entre sí, es el amor. “Amar no consiste ya trivialmente ni en ver, ni en ser visto, ni en desear, ni en suscitar el deseo, sino en experimentar el cruce de [esas] miradas” cuyo equilibrio pende de su propia tensión: “el peso de una mirada sobre otra”, semejante a la tensión que ejercen las espadas de dos guerreros que se baten, con la diferencia de que el filo de la espada violenta y la profundidad de la mirada reconforta. El amor entonces es el resultado de dos miradas que se buscan para reconocerse mutuamente.


Nacido en Meudon (Francia) el 3 de julio de 1946, Jean-Luc Marion es uno de los filósofos franceses más importantes de la actualidad. Heredero del método fenomenológico, lo ha aplicado a temas especialmente teológicos; de hecho, considera que la fenomenología es vecina de la cristología. Uno de sus influjos en el campo filosófico, bastante notable en los Prolegómenos, le viene de E. Lévinas, quien además fuera su compañero en la École Normale Supérieure, junto con J. Derrida y L. Althusser. En el rubro de la teología, recibió influencia de H. de Lubac y von Balthasar. Al día de hoy, Jean-Luc Marion no aspira en sus libros a fijar una postura axiomática, tan sólo a reconquistar, en lo concerniente al amor y a Dios, por citar dos temas de su interés, ciertas evidencias perdidas.

Jean-Luc Marion



Anima verbi

JUAN PABLO ROJAS TEXON


El “koiné” (en griego, he koiné Hellenikè diálektos, ‘el dialecto helénico común’) era el dialecto popular –variante de la lengua griega– que se hablaba en el antiguo mundo helénico. Su importancia se debe a su carácter inclusivo, pues adoptó diversas voces de los territorios conquistados por Alejandro Magno hasta volverse el idioma del gobierno, el comercio y la educación, lo cual le permitió expandirse a Egipto y Cercano Oriente. Tan grande fue la popularidad de esta “lengua común” que en ella se escribió el Nuevo Testamento con el fin de alcanzar a todas las personas. Si bien en principio no contaba con la precisión conceptual del griego técnico, los pensadores que lo ejercitaron –entre ellos, muchos cristianos– enaltecieron este dialecto popular a la categoría de lengua universal.



ESTO YO NO LO SABÍA…

La fenomenología: un camino al conocimiento

SERGIO PALMEROS

El hombre que es un ser racional, tiene una capacidad de asombro ante cualquier fenómeno que se le presenta, y mediante el proceso del conocimiento intenta conocerlo, es decir, poseerlo. En ese sentido la Fenomenología busca estudiar y obtener todo el conocimiento posible sobre el proceso que sufre determinado fenómeno al presentarse ante el sujeto. Así, ésta ciencia de la filosofía, dentro del aprendizaje empírico busca describir los significados de las experiencias vividas con respecto a un fenómeno determinado, investigando los aspectos esenciales de esa experiencia logrando así una reducción eidética: quedarse sólo con las notas esenciales de la vivencia o del objeto; logrando un conocimiento más real del fenómeno estudiado.

La importancia que tiene la fenomenología dentro del conocimiento es debido a que posibilita el aprendizaje del fenómeno dando paso a posibilidades y a la especulación, a la investigación, duda, planteamiento y replanteamiento de aquello que es captado por el individuo; como si fuera un camino para aprender. Por ello cuando el asombro se hace presente en el sujeto causado por el fenómeno, es buen pretexto para enriquecer nuestro conocimiento.

… PERO AHORA YA LO SÉ.


FRASE DE LA SEMANA: «Todo lo que uno puede imaginar, otros podrán hacerlo realidad» Julio Verne.

Julio Verne

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