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Homo videns

E D I T O R I A L La participación del educando Existen diferentes maneras en la que se puede exponer la forma de educar. Entre ellas podemos considerar dos bloques importantes: el primero corresponde a los modelos exógenos y el segundo son los modelos endógenos. El primer bloque tiene como referencia los contenidos y los efectos que puede tener el mensaje en los receptores; estos tipos de modelos son una base fundamental, para que dé comienzo la transmisión de conocimiento; sin embargo, no son integrales, pues no hay una retroalimentación en la comunicación, puesto que no hay participación de los educandos, es decir, todo se vuelve un monólogo y un diálogo vertical del educador. En cambio, en el segundo bloque se promueve la participación del educando: el conocimiento debe criticarlo, reflexionarlo y llevarlo a la práctica, en este modelo hay retroalimentación entre el educador y el educando. Es por ello, que podemos preguntarnos ¿qué tipo de modelo educativo posee México?


Por mi raza hablará mi espíritu JOSELITO DURANTE YOBAL José Vasconcelos Calderón (1882-1959) se distinguió como abogado, escritor y periodista; fue rector de la Universidad Nacional Autónoma de México; maestro de las juventudes; secretario de Instrucción Pública; director de la Biblioteca de México, entre otros cargos. Vasconcelos cultivó el ensayo, la novela, el periodismo y la historia, pero su mayor afición radicó en la filosofía. José se agrupó en el Ateneo de la Juventud Mexicana. Además por cuenta propia emprendió una formación filosófica y ésta no se la debe a una universidad en específico –porque aún en las universidades se seguía enseñando el positivismo– sino fue por medio de la lectura de “un irónico maestro encontrado por azar en los escaparates de la librería” quien le enseñó el camino de la nueva filosofía: Schopenhauer. El pensamiento de éste llevó a aquel grupo de jóvenes a un intento de transformar el contexto social que se vivía. El movimiento cultural iniciado por el Ateneo de la Juventud va a coincidir con el estallido de la Revolución Mexicana en 1910, este suceso será muy relevante para los ateneístas, pues a través de ello desean transformar la mentalidad del mexicano. Esto llevará a Vasconcelos mencionar que: “el destino llevaba a un filósofo a la magna tarea de educar a un pueblo”. El educador Vasconcelos es considerado en México como el primer gran reformador de la educación, consolidando una filosofía del Nacionalismo Cultural. Una vez que José fue nombrado rector de la Universidad Nacional de México, en ningún momento se apaciguó su labor; desde un principio se interesó por la alfabetización a lo largo del territorio nacional: propuso la creación de la Secretaria de Instrucción Pública de México, con el fin de realizar programas de educación a nivel nacional. Posteriormente el 10 de octubre de 1921 inició sus labores como secretario de dicha institución, desde su nueva posición, su actividad seguía con el mismo ritmo, realizó una intensa campaña de instrucción pública, fijó las directrices para la educación contemporánea de México en el siglo XX. La labor de Vasconcelos llega a sintetizarse en la importancia de consolidar una filosofía hispanoamericana que se trasmita a la juventud a través de la educación.

El paso del sapiens al videns PEDRO LUIS HERNÁNDEZ MARTÍN El siglo XXI trajo consigo un despunte tecnológico nunca antes visto, pues de un momento a otro pasamos de los telegramas a los twitt’s. Es verdad que la ola de redes sociales puede otorgar cuantiosos beneficios para establecer conversaciones con quienes estamos distanciados físicamente; sin embargo, muchas veces limitan las relaciones inmediatas, con nuestros familiares, amigos y demás personas que nos acompañan en el diario caminar, obviamente esto no es nada nuevo. El paso del homo sapiens al homo videns es un fenómeno que señalan varios filósofos contemporáneos: ahora ya no nos dedicamos tanto a reflexionar sobre nuestras acciones y decisiones, sino son los medios de comunicación quienes nos dictan las pautas de comportamiento. Un ejemplo de ello es la “consulta ciudadana” sobre la construcción del nuevo aeropuerto de la Ciudad de México, pues refleja que la gran mayoría de los mexicanos se dedica sólo a ser observadores pasivos sin tener siquiera la inquietud de pensar con detenimiento la postura que tomará al respecto. Con todo lo anterior, podríamos desarrollar un vasto contenido sobre la falta de reflexión, la falta de pensamiento que impera en nuestra sociedad. Recordemos que pensar no duele.

ESTO YO NO LO SABÍA… Homo videns, un ser idiotizado SERGIO PALMEROS PALMEROS Giovanni Sartori, en su libro titulado “Homo videns: La sociedad teledirigida” expone las consecuencias generadas por el uso excesivo de la televisión y el internet. En este estudio señala que el hombre de ser sapiens pasa a ser homo videns: un ser idiotizado y sin capacidad de elegir, pues sólo se dedica a recibir información sin procesarla. Parece ser que a Sartori le interesa cómo se da el proceso cognoscitivo y cómo a través de él se puede llegar a conocimientos ciertos. Sin embargo, hay una gran diversidad de medios por las que el hombre recibe información, por ejemplo, la televisión y el internet. Pero estos para él no produce un proceso que puedas distinguir lo verdadero de lo falso, sino que sólo estos medios masivos dan juicios, sin que la persona produzca un razonamiento, es decir, acepta como verdadero todo lo que se le presenta. Ante esto cabría preguntarnos: ¿cómo ser un homo sapiens en una cultura tan digitalizada que sólo da información e imagen sin necesidad de razonamientos? … PERO AHORA YA LO SÉ.

La Filosofía de un educador DANIEL ALBERTO CRUZ SÁNCHEZ A lo largo de la historia de la educación en el mundo se han desarrollado diferentes tendencias o también llamadas teorías educativas bajo las cuales se desarrolla la formación de los estudiantes. Se trata de un sistema descriptivo y explicativo que actúa como esqueleto, estableciendo los principios básicos del proceso educativo, las nociones básicas del sistema, y las reglas que conducen a los resultados esperados. Consiste por tanto, en la elección de un enfoque educativo, de una visión de la realidad, que determinará la acción correlativa entre el docente y el alumno en un ambiente específico. Esto nos lleva a pensar en una filosofía de la educación. Existen algunos aspectos fundamentales de la realidad que determinan el tipo de filosofía: primeramente el concepto del hombre, es decir, un asunto desde la antropología filosófica. Éste influirá de forma consistente en la concepción definida de la cultura, y por supuesto en la respuesta a la pregunta qué es el conocimiento, que da origen a las especulaciones gnoseológicas. También dará respuesta acerca de los valores que dan relevancia a los problemas axiológicos, a la conducta del hombre en la sociedad, que más tarde recaerá en un asunto ético. Otro aspecto será una declaración de las relaciones entre la ciencia de la educación y sus posibles desarrollos teóricos, que sin duda abre paso a la reflexión epistemológica. Finalmente una proposición sobre los fines de la educación, tarea filosófica que recoge la teleología. Existen otros aspectos que suelen calificarse como curriculares como las cuestiones prácticas derivadas de la tradición y la innovación didáctica, la planificación, las técnicas de planificación, supervisión y evaluación, las exigencias de los espacios físicos en que sucede el proceso educativo; pero todas ellas estarán marcadas por la filosofia del educador. A propósito de ello, en el año 1914 un filosófo mexicano, perteneciente al famoso Ateneo de la Juventud, sostuvo una filosofía de la educación que valdría la pena reflexionar, como una respuesta a las interrogantes del hombre de hoy, donde los esfuerzos del idealismo educativo, especialmente reincidente en los intentos del neoescolasticismo, o el esencialismo, no parecen disponer de suficientes seguidores en estos tiempos de cultura ciber/massmediática. Él es Antonio caso, y su filosofía como educador. Caso fue un filósofo mexicano que introdujo en México las tendencias filosóficas de Henri Bergson y Edmund Husserl, desde su postura filosófica ante la educación en el país, tomando un matiz singular caracterizado por un espiritualismo metafísico. Desde su pensamiento concebía al hombre como una realidad espiritual que supera a la naturaleza biológica, en su capacidad intelectual y moral. Su concepción va unida a una ética de la vida. Antonio decía que el hombre es como un prisma, un ser de múltiples facetas que va formándose gracias a la educación que recibe. El hombre decía, es individuo, un admirable individuo biológico, pero es algo más que esto, es una persona. Concibiendo al hombre como persona lo definía por cuatros características: su función social que lo hace entrar en relación con el otro; su facultad espiritual que lo hace trascender; su escala de valores y su situación finalista que se sintetiza en su autorealización. Desde su postura la formación del hombre es integral, que trasciende los ámbitos de la formación intelectual, pues si puramente fuera intelectual, convertiría al hombre en un ser egoísta. La educación es, pues, el dote principal con lo cual se sustenta la existencia del hombre. En definitiva la filosofía educativa de Caso plantea la posibilidad de no perder de vista lo que esencialmente integra y conforma al hombre, que obliga a tener presente su ser natural, pero sobre todo su ser metafísico que lo llevará a su plena realización personal.

Anima verbi JUAN PABLO ROJAS TEXON

El “óleo” (en latín, oleum, ‘aceite’, en referencia al olivo [olea] de cuyo fruto se extraía originalmente) es el “aceite” bendecido que en la Iglesia católica se emplea durante celebraciones especiales. Los antiguos judíos usaban esta sustancia resinosa y perfumada para la unción de reyes, sacerdotes y profetas por considerarlo signo de abundancia y alegría, purificación y consuelo, belleza y santidad (CIC 1293). Por eso, más tarde el cristianismo reconoció en el óleo santo un símbolo anticipador de esa fuerza vivificante y transformadora que es el Espíritu de Dios.

FRASE DE LA SEMANA: “Daría todo lo que sé por la mitad de lo que ignoro” Descartes


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