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Hay que ponernos en su lugar

E D I T O R I A L

Hay que ponernos en su lugar

Actualmente al escuchar la palabra “migración” es demasiado común, pasar desapercibido todo lo que conlleva dicho fenómeno, tal y como lo podemos apreciar hoy en día al mirar a aquellas personas que peregrinan en busca de un mejor lugar, el cual, traiga consigo nuevas y mejores oportunidades para sus familias.

Nos hemos ensimismado tanto en nuestro bienestar que olvidamos que esta situación también es parte de nuestra realidad, pues compatriotas nuestros deciden emprender estos caminos hacia tierras nuevas y desconocidas, logrando que muchas personas extrajeras los miren con desprecio e indiferencia.

Hemos decidido enterrar la solidaridad desinteresada, tender la mano al necesitado, brindar un alimento a aquel que no lo tiene o dar un vaso con agua al sediento; todo esto se ha cambiado por desprecio y aporofobia por aquellos que son como nosotros.

Si bien el destino del mundo no está en nuestras manos, sí lo está el poder ayudar a aquellos que han perdido la esperanza de tener una patria que los proteja y que les brinde el alimento necesario. Hay que revivir aquellos lazos de amistad y hermandad, los cuales, ni los muros ni las líneas imaginarias que se han trazado pueden borrar y olvidar.



Acoger, proteger, promover e integrar: la situación migratoria

EDUARDO JÁCOME BARRADAS

La Iglesia desea trabajar en conjunto con la comunidad internacional para promover y adoptar medidas eficaces para proteger la dignidad, derechos y libertades de todas las personas que actualmente se desplazan, incluyendo migrantes forzados, víctimas del tráfico de seres humanos, solicitantes de asilo, refugiados y desplazados internos. La aprobación del Pacto Mundial para la Migración Segura, Ordenada y Regular que se realizó en Marruecos el pasado 10 y 11 de diciembre, se vuelve una oportunidad para dar una respuesta de unión a través de la cooperación internacional y la responsabilidad compartida.

¿Cómo lo hace la Iglesia? Ella ha propuesto 20 puntos de acción sobre migrantes y refugiados explicitados por el Dicasterio para la Promoción Integral del Desarrollo Humano en noviembre pasado. Esto 20 puntos se fundamentan en las mejores prácticas de la Iglesia en respuesta a las necesidades de los migrantes y refugiados. No agotan la enseñanza de la Iglesia sobre este tema, pero ofrecen consideraciones prácticas que los católicos y otros pueden usar, añadir y profundizar en su diálogo con los gobiernos, con la sociedad y con el mismo migrantes. A continuación, te presento un bosquejo de estas propuestas.

Acoger: 1) se debe evitar la expulsión colectiva o arbitraria de migrantes y refugiados. El principio de no devolución debe respetarse siempre; 2) deben multiplicarse las vías jurídicas para la migración o la reubicación segura y voluntaria; 3) los solicitantes de asilo y los refugiados deben ver garantizado su acceso a los servicios básicos, incluidos los servicios jurídicos.

Proteger: 4) los emigrantes deben estar protegidos por sus países de origen. Las autoridades de estos países deben ofrecer información fiable antes de la salida; 5) los inmigrantes deben ser protegidos por sus países de llegada, a fin de prevenir la explotación, el trabajo forzoso y la trata de personas; 6) los migrantes, los solicitantes de asilo y los refugiados deben estar facultados para aprovechar sus habilidades y competencias para mejorar su propio bienestar y la prosperidad de sus comunidades; 7) la vulnerabilidad de los menores no acompañados y de los menores separados de sus familias debe abordarse de conformidad con la Convención Internacional sobre los Derechos del Niño; 8) todos los migrantes menores de edad deben ser protegidos de conformidad con la Convención Internacional sobre los Derechos del Niño; 9) debe garantizarse el acceso a la educación a todos los migrantes; 10) el acceso a la seguridad social debería garantizarse a todos los migrantes, solicitantes de asilo y refugiados, respetando su derecho a la salud ya la asistencia sanitaria básica; 11) los migrantes nunca deben ser apátridas y la ciudadanía debe ser reconocida al nacer.

Promover: 12) las competencias de los migrantes, los solicitantes de asilo y los refugiados deben valorarse y desarrollarse en los países de llegada garantizando la igualdad; 13) la inclusión social y profesional de los migrantes, los solicitantes de asilo y los refugiados dentro de las comunidades locales debe apoyarse reconociendo su libertad de movimiento y su derecho a elegir dónde vivir; 14) la integridad y el bienestar de la familia siempre deben ser protegidos y promovidos, independientemente de su condición jurídica; 15) los migrantes, los solicitantes de asilo y los refugiados con necesidades especiales deben ser tratados igual que los ciudadanos con las mismas condiciones; 16) se deben aumentar los fondos para el desarrollo internacional y el apoyo humanitario, enviados a los países que reciben una afluencia significativa de refugiados y migrantes que huyen de un conflicto armado; 17) el derecho a la libertad religiosa, en términos tanto de creencias como de prácticas, debe garantizarse a todos los migrantes.

Integrar: 18) se debe promover la integración, como un proceso bidireccional que reconoce y valora las riquezas de ambas culturas; 19) debe promoverse una narrativa positiva de solidaridad hacia los migrantes, los solicitantes de asilo y los refugiados. Esto se puede lograr financiando proyectos de intercambio intercultural; 20) aquellos que se ven forzados a huir de crisis humanitarias y posteriormente son evacuados o inscritos en programas de repatriación asistida deben tener condiciones adecuadas para la reintegración en sus países de origen.

Así se expresa la Iglesia sobre este tema. Es cierto que está llamada a transmitir el Evangelio al mundo. Esa es su tarea y por esa misma razón no puede dejar de opinar en estos temas que necesitan una visión humana y dignificante. Cuando te preguntes cómo actuar o qué opinar sobre el tema de la migración, dale una “hojeada” a este documento, no mires quién lo hace sino a quien trata de ayudar.


Hándicap del pobre y aporofobia

FRANCISCO ONTIVEROS GUTIÉRREZ

Es evidente que las grandes ciudades, sus sistemas económicos, sus complejos políticos y sus estilos en general, son una bofetada a la vulnerabilidad humana. Rehuimos a todo lo que hable de pobreza y limitación. Da la impresión que no se ha desarrollado una sana integración de la vulnerabilidad humana. Por esta razón, la pobreza es una denuncia a todas las instituciones, es el reclamo a todos los sistemas políticos.

La imagen del pobre es una que se reviste de diversas tonalidades: pobre no es este o aquél porque cumpla las características sociológicas que lo hagan pertenecer al grupo de los desposeídos. Por el contrario, la pobreza es una actitud de vida que nos hace andar a un ritmo inhumano. En el cual el aspecto económico es solo uno de los diversos modos en que se puede ser pobre. En este sentido, el pobre siempre está en desventaja, y por esto -afirma Adela Cortina-, genera miedo.

Pobre es el que está situado a la orilla del camino, aquel que no tiene un sueño que lo haga despertar enamorado. El que se acomodó al statu quo sin soñar con que esto puede ser mejor. Pobre es quien anda los días de su vida herido, cansado, insatisfecho. Pobre es quien se afana sin saber por qué hace las cosas. El pobre acaricia un sueño, aunque le quieran arrebatar esa oportunidad.

Por eso, la actitud que la pobreza nos invita a tomar es una actitud de responsabilidad y de justicia. No podemos pasar la vida en calma sabiendo que tantos hermanos nuestros sufren por no tener las condiciones básicas para que su vida sea por lo menos humana.

Los pobres están cansados de no ser tomados con seriedad. De ser tratados en la impersonalidad de la masa y sin rostro, con un nombre y una historia sagrada. Cuando se piensa que con un acto aislado de supuesta generosidad se está encarnando un hecho prodigioso, más que ofender al otro dejamos al descubierto la poca sensibilidad con que vivimos; nuestra mezquina pobreza.

Los pobres son la invitación contundente a pasar por el mundo con una vida humana, honesta, sencilla. Denunciando con carácter profético las injusticias y los sistemas fracasados, encarnando una modestia de vida que nos permita acoger al otro, siendo hermanos, compañeros de camino.


Los desafíos del nuevo orden mundial.

JORGE FLORES SÁNCHEZ

El día jueves 13 de diciembre en el auditorio Miguel Sáenz, ubicado en el Seminario Mayor de Xalapa, siendo las 9:15 am dio inicio la conferencia llamada <<Quién financia, quién piensa a favor del aborto>> ofrecida por la Dra. Chinda Brandolino, con especialidad en ciencias políticas en derechos humanos, quien manifestó estar muy contenta por estar en nuestro País, dando a conocer la esencia de la problemática ante los nuevos desafíos del nuevo orden mundial: aborto, eutanasia e ideología de género.

En un marco de tranquilidad, la Dra. Brandolino se desenvolvió de manera magistral, ante la presencia aproximadamente unas 200 personas, entre las cuales se destacaba la presencia del Arzobispo de Xalapa, Mons. Hipólito Reyes Larios, así como de sacerdotes, religiosas, y público en general.

Al finalizar el evento, con convicción firme, invitó a seguir apoyando y colaborando en favor de la vida y la familia, haciendo hincapié de que “el aborto no es necesario, es una mentira”, de que nada es casualidad, sino al contrario, todo está orquestado por los grandes dirigentes mundiales, “la ignorancia nos mata, libre es el que sabe, él que no sabe es un esclavo”.

Cerca de las 11:00 de la mañana se dio por concluido dicho evento, no sin antes recibir por parte del público, un homenaje de pie en signo del aprecio por el trabajo realizado.


FRASE DE LA SEMANA: "El extranjero no sólo es el otro, nosotros mismo lo fuimos o lo seremos, ayer o mañana, al albur de un destino incierto: cada uno de nosotros es un extranjero en potencia”. Tzvetan Todorov

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