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Todo es gracia

E D I T O R I A L

Todo es gracia

Al iniciar un nuevo año civil lo más usual es que algunas personas se propongan metas y objetivos a cumplir. Para otras será un año más en el que la rutina y la costumbre tendrán un lugar de privilegio. Sin embargo, para un cristiano los días y los años son diferentes, son una nueva oportunidad para construir una realidad diferente y no un simple destino ya determinado, sino un momento de gracia que el Señor nos regala y nos invita a aprovechar. Así el hombre al examinarse al término del día puede ver lo que vale de verdad: aquello que hace de cara a Dios. Que el Señor de la vida nos conceda saberla aprovechar de verdad, que todo aquello que nos propongamos a realizar no sea solo para beneficio personal, sino en vista a la construcción de una mejor sociedad. Feliz Año Nuevo 2019.

Mensaje por el Año Nuevo 2019


MONSEÑOR JOSÉ RAFAEL PALMA CAPETILLO

OBISPO AUXILIAR DE XALAPA


Concluimos con la gracia de Dios el año 2018 y se abre para nosotros un año nuevo 2019. Nuestra profunda convicción es dar gracias a Dios por todos sus beneficios, aunque todavía no hayamos logrado todo lo que nos hemos propuesto ni tengamos todo lo que sentimos necesitar. En efecto, nuestro corazón no puede dejar de entonar un himno de gratitud a Dios por todo lo que nos ha confiado y por todas las experiencias vividas a lo largo de este año de nuestra historia.

Sin duda, la clausura de un año civil, acompañado del hermoso tiempo de Navidad, es una invitación a revisar nuestra vida, es decir, hacer un serio examen de conciencia, para reconocer con las pinzas de la humildad las veces que nos hemos equivocado o compromisos que no hemos cumplido todavía. Cada revisión de vida, a la luz del mensaje de Cristo, es una maravillosa oportunidad de experimentar la misericordia de Dios, de recibir un abrazo del Padre celestial, quien nos recibe siempre con los brazos abiertos y nos exige cambiar, a la luz del amor de Cristo, que vino a salvarnos. Con el mensaje general de la Sagrada Escritura comprendemos que la historia que vivimos es la historia de la salvación, que significa la historia del amor de Dios por todos nosotros. “Voy a evocar las obras del Señor, lo que he visto contaré (Eclo 42,15).

Cada año que vivimos está lleno de experiencias, que deben servirnos de lección para continuar y superarnos más. La Navidad nos acerca a la luz de Cristo, ya que él vino al mundo para abrirnos a todos las puertas de la salvación. En efecto, nadie puede acercarse a la luz y permanecer en la oscuridad. Por eso, nuestra conciencia y la realidad que vivimos siempre es iluminada por la presencia y el amor de Jesús, y debe llenar nuestro corazón de esperanza. Nuestra esperanza está anclada en Cristo, “él es nuestra esperanza” (1Cor 15,19).

A punto de comenzar el nuevo año, no podemos quedarnos con la vista hacia atrás, con síntomas de nostalgia o angustia, porque nos convertirían en ingratos y pesimistas. Tenemos que mirar hacia adelante, sin dejar de vivir nuestro compromiso de transformar la realidad (cf Hech 1,11). “El mensaje de Cristo –ha dicho el Concilio Vaticano II–, lejos de apartar a los seres humanos de la tarea de edificar el mundo, los compromete más bien a ello con una obligación más exigente” (Gaudium et spes, 34). Particularmente el anuncio de la salvación que nos ofrece la Navidad y el año nuevo, es muy motivador al respecto, ya que “no se concibe que se pueda anunciar el evangelio sin que éste ilumine, infunda aliento y esperanza, e inspire soluciones adecuadas a los problemas de la existencia” (V CELAM, Documento de Aparecida, 333).

“En la Virgen María, llega a cumplimiento la esperanza de los pobres y el deseo de salvación” (Documento de Aparecida, 267). Aprendemos de la enseñanza de Cristo y de la Iglesia, con el ejemplo e intercesión de la madre del Redentor, que la virtud de la esperanza es siempre activa y va acompañada de la alegría de vivir y hacerlo todo por amor a Dios. El Año Nuevo abre la verdadera esperanza en Cristo.

Les deseo a todos los lectores, a sus familiares y amigos, un año lleno de bendiciones, esperanzas y nuevos compromisos.

¡Alabado sea Jesucristo, por siempre sea alabado!


Una sociedad líquida es una sociedad viralizada

JORGE MERCADO ALTAMIRA


Hoy en día, el mundo está de cabeza, se vive en una comunidad extraña, enajenada; se disfruta más una vida virtual que una vida real, los valores axiológicos se han mudado, dando paso a valores utilitaristas, es decir, lo que un tiempo tuvo carácter de valor absoluto, hoy sencillamente se ha relativizado y esta cadena no tiene fin.

Al acaecer un año, las pruebas que denotan lo lacerada que está la sociedad son evidentes, observando algunos hechos concretos: cuando ocurre un accidente, antes de prestar el auxilio al herido o los lesionados, hacen su aparición los Smartphone para “transmitir en vivo” los acontecimientos, para intentar hacer viral aquel video; es muy común ver que las personas sonríen únicamente para la cámara; los acontecimientos importantes de la vida tienen que aparecer en las redes sociales, de lo contrario no cuentan, no valen; los sujetos pasan leyendo centenares de “memes” al día e invirtiendo horas completas en ello, a preferir un momento con un buen libro; y lo más preocupante, las personas valen más, si el número de seguidores incrementa, si sus publicaciones son bien aceptadas o si sus imágenes alcanzan grandes cantidades de “like´s”, en fin, le sociedad se ha virilizado o lo que el sociólogo Zygmunt Bauman, retrató como una sociedad líquida.

Si se hace la pregunta ¿qué está sucediendo con la sociedad? Habría que corregirla, dado que la sociedad se compone de personas, es decir, de individuos que en su conjunto conforman una comunidad; de ahí que la pregunta adecuada sea ¿qué le está sucediendo al ser humano?

La metáfora de lo líquido, integrada por Bauman, es estupenda para retratar la rapidez con que las categorías relevantes han fluido y muchas de ellas desaparecido. Al pensar en liquidez viene a la mente aquellos ríos donde el agua fluye con gran agilidad, sin embargo, no descartamos aquellos estancamientos de agua, que después de largos periodos, se pudre, apesta y es el ambiente propicio para un sinfín de enfermedades y bacterias.

Lo mismo sucede con los hombres que conforman la sociedad líquida, al quedarse estancados tienden a descomponerse y con ello se corrompe la humanidad y se pudren los valores, es decir, se desarrolla un ambiente propicio para que la sociedad venga en detrimento.

La sublime paradoja es que, si lo líquido no dura para siempre, esta sociedad tampoco durará, ¿hasta cuándo? ¿qué tiene preparado el futuro? Nadie lo sabe, lo único que se tiene en claro es que en el mundo no hay saltos ontológicos, el futuro tiene preparado aquello que desde ahora, como hombres, se está forjando. A final de cuentas, el hombre cosecha lo que siembra. Para construir un mejor futuro, prometedor, es importante que las personas se involucren y se comprometan consigo mismas, con el mundo y con la sociedad, de tal modo que se recuperen aquellos valores que le han dado forma y mantenido una sana convivencia en la sociedad.




Manifiesto crack

JUAN PABLO ROJAS TEXON


El origen de la Generación del crack se remonta a mediados de los ochenta, cuando Ignacio Padilla, Eloy Urroz y Jorge Volpi (actual ganador del Premio Alfaguara de Novela) se conocieron en una preparatoria de la Ciudad de México y descubrieron que tenían un mismo fin: su amor por la literatura. Les gustaba la literatura de ese momento, pero además se propusieron hacer su propia literatura. Hacia 1994 ya estaban publicando su primera novela como grupo: Tres bosquejos del mal. La novela es presentada por el escritor y diplomático Alejandro Estivill y el poeta Jaime Labastida. Entre el público estaba Vicente Herrasti. Por otra parte, 1994 es el año en que Pedro Ángel Palou y Ricardo Chávez se suman al proyecto. Así pues, “en el 94 nos reunimos todos”, dice Urroz.

Los cinco jóvenes escritores se dieron cuenta de que sus novelas compartían ciertos rasgos estéticos; entre ellos, el rechazo a la literatura sin pretensiones, esa de corte light que no exige el compromiso del lector (el modelo del momento es Como agua para chocolate, de Laura Esquivel), y la aspiración de proponer algo nuevo dentro del campo literario nacional, como en su tiempo lo habían hecho los autores del Boom latinoamericano. Entonces, a modo de analogía, a Palou se le ocurre la onomatopeya “crack” para designar esa ruptura con la tradición.

El 7 de agosto de 1996, en la Casa de la Cultura en San Ángel, se daba lectura al Manifiesto Crack, acta de nacimiento del grupo. Urroz aclara que el Manifiesto no fue producto de un posicionamiento como tal, sino de la inconciencia que deriva de su espíritu provocador de entonces. “Pecamos de ingenuidad”. Al instante los medios desplegaron un ataque virulento contra el grupo: Excélsior, La Jornada, Unomásuno, entre otros, se indignaron: ¿cómo es posible que estos jóvenes arrogantes critiquen la estela generacional anterior?, ¡es el colmo de la osadía! “A nadie le cayó en gracia”. Sin embargo, hubo autores como Sergio Pitol, Elena Poniatowska y Margo Glantz que afirmaron la necesidad de nuevos movimientos de este tipo.

Además de los ataques inmediatos de la prensa, casi nada pasó durante tres años, hasta que en 1999 Jorge Volpi es reconocido con el Premio Biblioteca Breve, de la editorial Seix Barral, por su novela En busca de Klingsor y, en el 2000, Ignacio Padilla recibe el Premio Primavera de Novela por Amphytryon. Desde entonces las cosas han cambiado. El breve Manifiesto ha sido increíblemente traducido a varias lenguas, estudiado para trabajos de tesis, incluso “es más leído que mis novelas”, dice Urroz bromeando. Asimismo, cuenta que el mismo Volpi, en España, cuando lo entrevistaron a razón de su premio, quería hablar de su novela, pero los periodistas le preguntaban por el movimiento del crack.

Una de las ventajas del Manifiesto fue que abrió las puertas para que muchos lectores se acercaran a los postulados del movimiento, pero al mismo tiempo ese acercamiento obstaculizó su visión (la de los lectores) de lo que Padilla, Urroz, Volpi, Palou y Chávez verdaderamente estaban haciendo. En efecto, la gente leía el manifiesto, pero no leía las novelas de los manifestantes.

Originalmente la idea del Manifiesto fue de Eloy Urroz. Pero cuando veinte años después Jorge Volpi habló de un Postmanifiesto, Urroz le preguntó sorprendido: “¡Para qué!”. A lo que aquél respondió: “Para provocar”. A Urroz le sorprendió porque Jorge Volpi no tiene necesidad de andar provocando, ya que seguramente es el integrante más reconocido del grupo, seguido por Palou. Urroz declara haberle sugerido a Volpi invitar a Alejandro Estivill y Vicente Herrasti, pero se negó a hacerlo bajo el argumento de que ellos no eran parte de los cinco manifestantes originales. Luego se arrepintió, porque se molestaron. Pero qué hacer, si hoy él es el jefe del grupo.

Urroz concluye diciendo que le interesa el tema de los lectores, sobre todo aquellos que son aspirantes a novelistas. “Ojalá que una novela del crack lo haya influido o los esté influyendo”. Si tuviera que recomendar una para conocer el trabajo de los novelistas del crack, la mejor a su juicio, sería La muerte del filósofo, de Vicente Herrasti.


ANIMA VERBI:

JUAN PABLO ROJAS TEXON


El Evangelio de Lucas y Hechos de los apóstoles, escritos por el mismo autor, están dirigidos a “Teófilo” (en griego, Theóphilos; de theós, ‘dios’, y phílos, ‘amigo’), a saber, “amigo de Dios” o “amado por Dios”. A falta de referencias históricas que precisen la identidad de dicho personaje, se han planteado diversas conjeturas al respecto. Unas suponen a un oficial romano; otras, a un sumo sacerdote judío. Algunas más consideran que pudo tratarse de un alto funcionario. Sin embargo, podría también aludir al cristiano en sentido etimológico, pues si éste ama a Dios y se deja amar por Él es literalmente un Teófilo.


ESTO YO NO LO SABÍA…

¿Año Nuevo?

JORGE FLORES SANCHEZ

Todo empezó por la admiración y el agradecimiento del hombre hacia la naturaleza. Se cree que es una de las festividades anuales más antiguas, la cual se remontan al tiempo de la civilización babilónica. Ellos al basar su calendario en ciclos agrícolas consideraban que, al segar las cosechas y preparar una nueva siembra, el año finalizaba y daba comienzo a uno nuevo, esta fiesta era llamada Akitu o Zagmud que significa “corte de cebada”. El cambio al primero de enero se comenzó a gestar en tiempos del Imperio Romano, donde se pasó del significado agrícola a uno civil, debido a que en estas fechas los nuevos cónsules romanos elegidos asumían sus nuevos cargos. Finalmente, la fecha como la conocemos actualmente tiene su uso a partir de la sustitución del calendario juliano por el actual calendario gregoriano dispuesto por el Papa Gregorio XIII en 1582.

… PERO AHORA YA LO SÉ.


FRASE DE LA SEMANA: " El consumismo promete algo que no puede cumplir: la felicidad universal. Y pretende resolver el problema de la libertad reduciendo la libertad a la libertad del consumidor”. Zygmunt Bauman



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